[08.08.2016] FUTBOLCHE CAMPEON 2016

   UN PAR DE GOLES

La vida tiene cosas raras, te da cosas, te saca otras, te desafía, te ayuda, algunas veces no se entiende bien, pero es así, azar, cambio, ajuste, un poco de todo.

Hace algunos años me encontré casi de casualidad con un grupo de gente maravilloso, que hoy llamo amigos. Un conocido de un conocido, una pasión común, de nuevo, azar, cambio, ajuste y de repente estaba jugando en Futbolche.

Pasaron varios años, con equipos buenos, competitivos, mejores, peores y nunca se nos daba. Eliminaciones en series de penales, finales, semifinales, cuartos de finales. Siempre estábamos ahí, siempre competitivos, siempre cerca, siempre en competencia, pero al final se nos escapaba, por esas cosas de la vida, que a veces no te da y te saca, para darle a otro.

Este año empezó, como tantos otros, después de una decepción. Nos quedamos sin clasificación a la A por un par de goles, un torneo aceptable, dando batalla, peleándola y al final, las manos vacías por un par de  goles. Cuando te vas poniendo viejo y las cosas se te escapan por tan poco, se siente mucho peor. Sentís dolor por la derrota, pero antes de dormir te preguntas si la vida te va a dar otra chance igual y en el fondo, sentís dudas y pensas “por un par de goles…” y ese día y capaz algunos que siguen, seguís pensando lo mismo “por un par de goles…” antes de irte a dormir.

Las primeras fechas fueron como tantas otras, victorias apretadas, partidos difíciles y resultados variados y en medio de eso, un partido con Oktubre en Mitre, que no conseguimos empatar sobre la hora, por un penal que erré sobre la hora. El futbol y los penales tienen eso, son ingratos, si los metes es lo que se esperaba, pero si los erras, te frustran, son azar y no tanto, anímicamente fue un golpe duro, me llevo de nuevo a esas zonas oscuras y mientras avanzaba el torneo y empezábamos a pelear mano a mano con Xolos el torneo, volvía otra vez a mi cabeza el “por un par de goles…”.

Pero en la recta final, Xolos aflojó y le sacamos tres puntos de ventaja. Teníamos la mano ganadora de nuevo, la oportunidad, la chance para la vuelta, como tantos otros años. Así caímos de nuevo en Mitre y en medio del éxtasis de la ilusión, Cerveceros nos dio una bofetada en una tarde de lluvia, y justo antes de la definición con Xolos y Portugal, la ventaja se nos esfumó y volvieron otra vez los fantasmas… “por un par de goles…”.

El partido con Portugal nos dio de nuevo energías pero en la final con Xolos, estando 2-1 arriba y faltando segundos para que termine el partido, cuando ya tenía la copa tan cerca que casi podía tocarla, jugando en una pata porque tenía el tobillo detonado, un centro que me pasa a medio centímetro y el delantero de Xolos nos lo empata sobre la hora… me quería morir, pensé en el penal en ese instante, pensé en el partido con cerveceros y la tristeza que sentí cuando termino el partido, tirado en el piso bajo la lluvia, pensé en el rechazo previo a la última jugada de Xolos, pense, pense… “por un par de goles…”

El último sábado me llevó otra vez a la zona oscura. Me tocaba mirar una definición desde afuera, inútil, incapaz, sentía una impotencia que me crecía mientras veía como Xolos le hacía dos goles en tres minutos a un débil ramal con 8 jugadores y todo me venía de  nuevo a la cabeza, penal, cerveceros, rechazo, tobillo… tan cerca, “por un par de goles” y de repente todo se iluminó, ramal se recupero, descontó, expulsiones, desorden y final. Ramal perdía por 3 goles y esta vez nos tocaba festejar a nosotros, campeones, por un par de goles…

Mi relato tiene que ver con los momentos difíciles del torneo, porque no se trata de que no te caigas, sino de cuán rápido y cuantas veces te podes levantar y en muchos casos, quien tenés al lado cuando te toca vivir una de esas. El equipo mostró a lo largo del torneo una mentalidad soberbia, una capacidad gigante para sobreponerse a la adversidad, fue un merecidísimo campeón y tuve el lujo de que cada vez que me toco estar en las malas, tuve al lado un volante que corría 20 metros para cerrar un centro, un defensor que se mataba en el piso para sacar una pelota, un arquero que dejaba la vida en un cruce o un delantero que liquidaba un arquero rival y eso me levantó en todas y cada una de esas situaciones, “si él deja todo, como yo voy a dar menos…”.

Hoy me toca escribir esta historia, ya de noche en casa y un poco pasado de café, y puedo decir que la herida que tenía con Futbolche sanó. Esas finales, las eliminaciones, las noches sin dormir, todo eso desapareció. Me di el lujo de ponerle una estrella más al escudo del equipo y eso para mí es un montón. Un montón porque estamos viejos, un montón porque di la vuelta con amigos, un montón porque vino en un año especial, un montón y por muy poco, por un par de goles…

AGUANTE FUTBOLCHE CARAJO!!!

Barral #8